La participación de los padres en el proceso educativo se refiere que tanto maestros como padres de familia compartan la responsabilidad de enseñar a los alumnos y trabajen en conjunto para alcanzar los objetivos educativos.
Tanto en la etapa infantil como en la adolescencia la familia es un contexto muy importante, pero las formas de acompañamiento cambian.
En la universidad muchos alumnos logran independizarse y otros aún necesitan el apoyo de sus padres para lograr salir adelante.
El acompañamiento familiar es importante en cualquier etapa porque impulsa el desarrollo del estudiante, quien poco a poco adquirirá las herramientas que le permitirán independizarse.
El acompañamiento familiar permite mejorar la autoestima, ayuda a la familia a desarrollar actitudes positivas hacia la escuela y proporciona a ésta una mejor comprensión del proceso de enseñanza.
En la mayoría de los casos los padres siguen actuando como responsables de la crianza de sus hijos, incluso hasta su posgrado. Sin embargo, siguen siendo agentes de apoyo, pues pagan la inscripción y la colegiatura; están excluidos del papel de agentes con poder de decisión en la universidad.
Según un estudio, existe mayor participación en la vida universitaria por parte de los padres, la cual ha sido favorecida por la disposición de nuevos medios de comunicación y por proyectos conducidos por las universidades donde ellos se involucran.
A medida que los hijos avanzan en los niveles escolares, es el involucramiento del papá el que adquiere relevancia. Esto puede suceder porque el tipo de interacción padres–hijos en educación básica requiere más cercanía, atención e intimidad, lo cual se realiza más por la madre; en cambio, la interacción con los hijos en universidades es más esporádica, indirecta y de conversación.
Interacciones equilibradas de confianza y respeto. Se presentan cuando los padres expresan cordialidad, franqueza y sencillez sobre las actividades escolares de sus hijos y aceptan sus ideas y decisiones escolares, a pesar de no estar de acuerdo con ellas.
Interacciones autoritarias. Comprenden un afecto controlado, escasa sensibilidad y desconfianza hacia los hijos y priva la perspectiva de los padres acerca del ámbito escolar.
Interacciones negligentes-engañosas. Hay una escasa voluntad de los padres de implicarse, lo cual puede propiciar el engaño de los hijos acerca de su estatus académico y tener consecuencias directas sobre su aprendizaje.
Disminuye el absentismo. Según un estudio de Johns Hopkins University (JHU), la buena comunicación entre los padres y los maestros ayuda a reducir en un 24% las faltas del alumno en las clases.
El rendimiento académico aumenta. El acompañamiento familiar permite que los alumnos se sientan más motivados a aprender y mejorar sus calificaciones.
Ayuda a mejorar el comportamiento del estudiante en el aula. La comunicación entre padres y docentes permite que el alumno se sienta más motivado en clase, mejorando así su autoestima y actitud en el salón de clases.
Mejora el desempeño de los docentes. Cuando los padres tienen una comunicación efectiva con los docentes, estos valoran más su trabajo y los desafíos que enfrentan. También conocen mejor al alumno, por lo que pueden trabajar en sus debilidades de manera más personalizada.
Como puedes ver, el acompañamiento familiar también es importante en la universidad, así es que te invitamos a seguir al pendiente de tus hijos en esta etapa para brindarles la mejor educación y convertirlos en seres capaces de enfrentar el tan competido campo laboral.
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Fuentes
http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v11/docs/area_16/0417.pdf