Los límites sirven para educar a los niños y adolescentes y guiarlos por el camino correcto. Además, son necesarios para que sepan cómo comportarse y forjar relaciones sanas.
Poner límites es esencial para el desarrollo de los valores, creencias e identidad de tu hijo, así como para su felicidad, bienestar emocional y éxito académico.
Los límites son parte de la disciplina positiva, una filosofía que le permite a tu hijo reflexionar acerca de las consecuencias de sus actos y buscar soluciones.
Durante la adolescencia es importante que tu hijo empiece a ser independiente y conozca muy bien hasta donde llegan sus límites para que los respete, es por esto que es importante que lo ayudes a controlar los cambios que son parte de este proceso.
Como adolescente, tu hijo tiene que afrontar muchos cambios durante esta etapa, por lo que necesitará una buena orientación por tu parte y la de los maestros para ayudarle a definir el entorno que enfrentará.
Gracias a los límites, los niños y adolescentes son conscientes de que tienen que ser responsables de sus acciones, lo que les permitirá integrarse a la sociedad y ser personas con valores.
Cuando estableces y ajustas límites, reduces el conflicto, generas confianza y mejoras la comunicación. Asimismo, puedes darte cuenta de la madurez que va alcanzando tu hijo.
El ser consciente de los límites establecidos le permite a tu hijo saber cómo debe comportarse con base en ellos y entender qué se espera de él.
Como madre o padre también debes recordar tu adolescencia y hacer un análisis de todo lo que aprendiste en esta etapa para que puedas aplicarlo en las enseñanzas que le brindas a tu hijo.
El mejor límite es aquel que es razonable y claro ¿Cómo lo puedes comprobar? Pídele a tu hijo que te expliqué con sus propias palabras las indicaciones que le diste.
Otro factor importante que debes considerar para comprobar que el límite es razonable es tener en cuenta tanto la edad como las capacidades de tu hijo. Tampoco olvides:
Algunos de los límites que le puedes poner a tu hijo adolescente son:
Cada familia es distinta, por lo que hay límites diferentes en cada una, siendo los más comunes los que te acabamos de mencionar.
Cuando establezcas un límite siempre piensa por qué es tan importante para tu hijo y familia.
Demuéstrale empatía: Cuando hables con tu hijo ponte en sus zapatos para que puedas comprender sus aciertos y errores, ya que los adolescentes tienden a sentirse incomprendidos.
Dale a entender que debe responsabilizarse de sus actos: Tu hijo debe ser consciente de que sus acciones, sean buenas o malas, van a tener una consecuencia.
Sé firme a la hora de poner límites: Siempre debes mantener la firmeza a la hora de ponerle límites a tu hijo, así es que, si un día te sientes muy cansando por el trabajo, dile a tu pareja que te ayude o dale a conocer a tu hijo que hablarás con él en otro momento.
Negocia: Tanto la salud como la seguridad son límites innegociables, pero, en el caso de otros, es importante que le permitas a tu hijo defender sus puntos de vista para que desarrolle su criterio.
Fomenta el respeto: Los padres deben respetar a su hijo para que éste también demuestre respeto.
Enséñalo a luchar por lo que quiere: Los adultos trabajan duro para conseguir dinero, mientras que a los adolescentes hay que enseñarlos a conseguir lo que quieren mediante esfuerzo y dedicación, es por esto que es importante ayudarlos a ser responsables.
Siempre hay consecuencias cuando las reglas se rompen, por lo que, en el caso de los límites, éstas deben ser relevantes y proporcionales, es decir, tienen que darse de acuerdo al nivel de incumplimiento.
¡Ya conoces todo sobre los límites y su importancia! Ahora te toca reflexionar sobre lo que acabas de leer y educar a tu hijo para que en el futuro sean una persona completamente responsable.
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